30 de mayo de 2014

LOCRO

El "locro" (del quechua ruqru) es un guiso de origen prehispánico a base de zapallo, porotos, maíz o papas que se consume en la zona cordillerana de los Andes, desde Argentina y norte de Chile hasta el sur de Colombia, pasando por Paraguay, Bolivia, Perú y Ecuador.
En Argentina hay varios tipos de locro, desde el clásico de maíz y porotos oriundo de las regiones andinas del Noroeste argentino, hasta el de arvejas de la región de Cuyo y el de mandioca del Noreste argentino. Sin embargo, en Argentina se prefiere el locro con granos de maíz blanco y porotos, y al locro hecho con grasos triturados de maíz se lo llama frangollo. Por otro lado, de acuerdo a la región, se utiliza carne de vacuno fresca o seca (charqui), vísceras como la tripa gorda o el chinchulín, mondongo, embutidos y costillas o despojos de cerdo (manos, patas, cola, orejas, cuero, tocino). Otro vegetal que se añade al preparado es el zapallo, que suele dar color amarillo al locro y que, junto con el almidón presente en el maíz y los porotos, hacen que el preparado alcance la densidad de una crema. Por último, se lo adereza con una salsa picante preparada a base de aceite o grasa, ají molido, pimentón, cebolla y sal, llamada quiquirimichi.
Alimento con muchas calorías y nutrientes, el locro resulta muy adecuado para consumir durante el invierno. Tradicionalmente se consume de manera masiva el 25 de mayo, día conmemorativo del primer gobierno patrio de Argentina (25 de mayo de 1810), motivo por el cual ha pasado de ser un plato tradicional a ser un plato nacional. Eventualmente existe la costumbre de convidar a los invitados con pequeñas cazuelas de locro en las celebraciones de casamiento.


A continuación, una receta para elaborar A continuación, una receta para elaborar un locro:

Ingredientes:
  • 750 g de maíz blanco (partido).
  • 200 g de porotos alubía.
  • 750 g de carne (falda).
  • 200 g e panceta.
  • 3 chorizos colorados.
  • 1 kg de zapallo amarillo.
  • 500 g de repollo.
  • 3 cebollas de verdeo.
  • 2 puerros.
  • 3 cucharaditas de aceite de maíz.
  • 1 cucharadita de sal gruesa.
  • Pimentón dulce.
  • Ají molido.
  • Sal y pimienta (a gusto).

Preparación:
  1. Poner en remojo el maíz y los porotos durante toda la noche. Al día siguiente, escurrirlos y tirar el agua donde se remojaron, colocarlos en una cacerola con abundante agua fría con la sal gruesa y llevar al fuego. Agregar el zapallo cortado en trozos y la panceta en tiritas, y dejar cocinar durante 1 hora.
  2. Agregar la carne cortada en pequeños trozos y los chorizos en rodajitas, y cuando rompa nuevamente el hervor, añadir los puerros y el repollo cortado en fina juliana.
  3. Rehogar en aceite las cebollas de verdeo finamente picadas, condimentado con el pimentón y el ají molido, durante 5 minutos y adicionar a la preparación anterior.
  4. Tapar la cacerola y cocinar a fuego lento durante 2 horas, hasta que el locro tome una consistencia cremosa.
  5. Retirar y servir bien caliente.

Se aconseja acompañar con un buen vino blanco.

6 de agosto de 2012

DIA DEL VETERINARIO

El 6 de agosto se celebra en la Argentina el Día del Veterinario. Esta fecha se debe a que, un 6 de agosto de 1883, se iniciaron las clases en el Instituto Superior de Agronomía y Veterinaria de Santa Catalina, ubicado en Llavallol en el partido de Lomas de Zamora, provincia de Buenos Aires. Fue la primera escuela de estudios superiores de veterinaria del país, y no había muchos interesados, ya que apenas se inscribieron tan solo tres alumnos (Chevallier, Agote y Martínez). Para entonces, los veterinarios en todo el territorio nacional (diplomados en el extranjero) no superaba la treintena.
En el año 1890, se trasladó a la ciudad de La Plata, pero ya funcionando como Facultad de Agronomía y Veterinaria. Igualmente, durante años se continúo celebrando la fecha 6 de agosto, como recordatorio de la iniciación de la carrera en el país. Fueron varios los intentos de establecer otro día pues la misma fecha también es compartida por los ingenieros agrónomos con el mismo motivo para su celebración; sin embargo, en 1983 y mediante un decreto ley del gobierno nacional, se estableció el 6 de agosto como el "Día del Veterinario Argentino".
Según la Real Academia Española, el veterinario es la persona que se halla legalmente autorizada para profesar y ejercer la Veterinaria. El origen de la palabra proviene del latín veterinarius, que era como de denominaba al sujeto conocedor de la veterinae, es decir las bestias de carga. El nombre de estos animales, a su vez, provenía del término latino vetus (viejo), ya que se trataban de un animales envejecidos y, por ende, no aptos para la carrera y solo útiles para el transporte.
La labor profesional del veterinario tiene cada vez mayor dimensión. Su arco de incumbencia abarca desde la sanidad animal hasta el desempeño en el campo agroindustrial, del sector ganadero al control y conservación de los alimentos, de la producción de vacunas al uso de pesticidas, desde la medicina preventiva y curativa de los animales útiles al hombre a las zoonosis, y hasta de las relaciones higiénicas y  sanitarias y del cuidado del medio ambiente. Hoy son más de 15.000 los profesionales que ejercen en el país y centenares de jóvenes pugnan por ingresar a la carrera. En la actualidad existen, entre públicas y privadas, 15 Facultades de Veterinaria en nuestro país: la de Buenos Aires, la Católica de Córdoba, la Católica de Cuyo, la Católica de Salta, la Juan Agustín Maza, la del Centro de la Provincia de Buenos Aires, la de La Pampa, la de La Plata, la de La Rioja, la del Litoral, la del Nordeste, la de Río Cuarto, la de Rosario, la de Tucumán y la del Salvador.
Al tener Argentina un fuerte crecimiento por la demanda mundial de alimentos, la función del veterinario se fue revalorizando con el tiempo, cobrando una mayor dimensión la presencia veterinaria en el campo. También aumento la demanda de los servicios veterinarios de mascotas, debido a la mayor demande por el bienestar de ellas. Por último, hay que mencionar que este año, el 2012, coincide con el "Año del Veterinario Mundial", ya que se cumplen 250 años de la profesión veterinaria en el mundo.

1 de julio de 2012

MATE

Se denomina "mate" a la infusión preparada con hojas de yerba mate (Ilex paraguaiensis), planta arbórea originaria de las cuencas altas y tropicales de los ríos Paraná, Paraguay y Uruguay. Estas hojas previamente secadas, cortadas y molidas forman la yerba mate, la cual tiene sabor amargo debido a los taninos de sus hojas. Se toma dulce o amargo, en cualquier momento del día, en cualquier lado, en el campo o en la ciudad, sólo o en compañía. En Argentina el tomar mate es más que beber una infusión, es una costumbre ligada a la tradición gauchesca y al ser argentino, cuando se lo toma solo es un compañero y cuando se lo toma en reuniones es el punto de unión entre amigos.


El mate era consumido desde épocas precolombinas por los pueblos originarios guaraníes, y por influencia de estos, también lo hacían otros grupos que comerciaban con los guaraníes como los pampas, tobas, etc. Los guaraníes denominaban a esta infusión ka'ay, siendo ka'a: "hierba", e y: "agua"; y el mismo se tomaba a través de una cañita denominada tacuarí. Como en un principio, los españoles recibían la yerba de los indios guaraníes ya secada y molida, no imaginaron que procedía de un árbol, y la llamaron "hierba del Paraguay" o simplemente "yerba". La expresión "mate", nace del vocablo quechua mati, que significa calabaza, material del cual los aborígenes guaraníes obtenían el recipiente para beber mate.
La práctica de tomar mate se originó como un rito. Estos nativos sepultaban los restos de sus seres queridos y en ese mismo lugar plantaban yerba mate, luego que la planta crecía, la cosechaban y tomaban reunidos en familia con la creencia de que de esa manera el espíritu de sus seres allí enterrados iba a pasar a través del mate a sus cuerpos y permanecer así con ellos.
Al principio, los conquistadores españoles que veían a los nativos tomarlo tenían la creencia de que el mate era una "hierba del demonio" y además una bebida de haraganes, ya que los nativos dedicaban gran tiempo del día a este rito. Considerado un vicio peligroso, a fines del siglo XVI y principios del XVII, fue prohibido su consumo y comercialización. Finalmente, al observar que el mate fortificaba a los indígenas para el trabajo y en caso de necesidad les servía de alimento, se les autorizó el cultivo de la yerba mate a los jesuitas y el consumo a los nativos de las misiones. Sin embargo, el mate fue adoptado rápidamente como bebida por los pobladores españoles de toda la cuenca del Río de la Plata y más allá, quedando como parte del acervo cultural de Argentina, Paraguay y Uruguay, países donde se consume mayoritariamente, pero también del sur de Brasil y de zonas rurales de Chile y Bolivia.
Desde el siglo XIX, la yerba mate es ampliamente cultivada comercialmente en el norte de Argentina, específicamente en las provincias de Corrientes y Misiones, en el sur de Brasil y en Paraguay, dando lugar a una importante industria. La Argentina es el  mayor productor de yerba mate del mundo (66%), seguida por Brasil (28%) y Paraguay (6%).


El mate es un excelente tónico y depurativo. Como sucede con el café, el té y el chocolate, el mate posee un efecto estimulante debido a la mateína (sinónimo de cafeína) que contiene. Esta mateína es un alcaloide del grupo de las xantinas que actúa estimulando el sistema nervioso central, combatiendo así la fatiga mental y física, y favoreciendo el trabajo intelectual. A diferencia del café, el mate no es adictivo y no genera insomnio, como muchos pueden llegar a pensar. Aproximadamente, para que una persona consuma la misma cafeína que hay en una taza de café debe tomar 3 litros de mate, en la mayor brevedad de tiempo posible y cambiando la yerba en la mitad de la cebada.
Por otro lado, el mate es una infusión depurativa, principalmente por su carácter diurético, y digestiva. Los taninos que posee actúan como cicatrizantes y astringentes en el tracto digestivo. También posee polifenoles, que son sustancias que tienen actividad antioxidante; o sea, preservadores del organismo. También induce la actividad de importantes enzimas antioxidantes en el organismo que reduce el colesterol malo, a la vez que promueve el aumento del colesterol bueno.
Además, el mate posee vitamina C, B1, B2, B5, carotenos, colinas, inositoles y 15 tipos de aminoácidos distintos, y minerales como calcio, potasio y magnesio.


El mate se bebe caliente, a una temperatura cercana a los 85-95º C (antes del punto de ebullición), mediante un sorbete denominado bombilla colocado en un recipiente que contiene la infusión llamado "mate" o "calabaza". Este recipiente por lo general se obtiene del fruto secos de la calabaza conocida como calabaza del peregrino (Lagenaria siceraria); sin embargo, existen recipientes de plata, de cuerno vacuno (guampa), de porcelana y de madera de algarrobo, quebracho o palo santo. El mate "porongo" se caracteriza por ser un recipiente de calabaza de mayores dimensiones y boca ancha; en cambio, el mate "galleta" se caracteriza por ser de forma achatada y boca angosta, siendo los preferidos para el mate amargo. La "bombilla", por su parte, es una especie de pajilla metálica que tiene tres partes diferenciadas: el pico o extremo superior, llamado también boquilla, donde se aplican los labios para sorber la infusión; el cuello o sección media, que es el tubo largo y frecuentemente recto, aunque puede ser algo curvado, y es por donde el líquido asciende ante el acto de bombeado por el mateador; y el filtro o extremo inferior, que es el bulbo agujereado que va sumergido en la infusión. Para evitar que el pico de la bombilla eleve su temperatura y queme de este modo los labios del tomador, el tubo metálico tiene uno o más anillos envolventes que hacen de adorno y de disipador del exceso del calor.
Para su preparación se coloca la yerba en el recipiente, hasta 3/4 partes del mismo. Luego, se tapa con la mano, se coloca boca abajo y se lo agita, haciendo que las partículas más finas queden en la parte superior y no obstruyan la bombilla. Se lo coloca nuevamente boca arriba, pero inclinado unos 45º, y se le agrega un poco de agua tibia o fría en el borde más vacío. Se deja reposar 2 minutos y se ensilla, es decir, se coloca la bombilla. Ésta se coloca inclinada en la yerba mojada, tapándole la boca con el dedo pulgar y presionando firmemente hasta el fondo. Siempre tiene que quedar más yerba sobre el lado opuesto de la bombilla. Al cebar, se coloca agua caliente cerca de la bombilla, evitando mojar toda la yerba. Con cada cebada se moja un poquito más de yerba seca, para mantenerlo gustoso. El agua no debe ser mucha, apenas moja la yerba, y nunca se deja pasar mucho tiempo entre una cebada y la otra. También es un hábito muy común endulzarlo con azúcar o miel; sin embargo, donde se toma mate amargo jamás se usa para consumir mate dulce, ya que el sabor del endulzante perjudica su posterior utilización para beberlo amargo. No se le agradece al cebador cada mate. Cuando una persona dice "gracias" en el momento de devolver el mate al cebador, quiere decir que ya no seguirá tomando.
Por otro lado, el recipiente debe ser "curado" antes de usarse cuando es de calabaza o de madera, para no transmitir a la bebida sabores extraños. Una forma de curado es llenando el recipiente con yerba usada y dejándola reposar entre 1 y 5 días, para luego retirar la yerba sin enjuagar y volver a colocar yerba usada para dejarlo 1 día más. Por último se raspa bien el fondo del recipiente para retirar los restos de materia orgánica. La bombilla también necesita un proceso previo antes de usarse, que consiste en dejarla hervir durante 10 minutos en agua con 3 cucharaditas de bicarbonato de sodio.


El acto de tomar mate, o "matear", es un hábito social que se realiza muchas veces en conjunto. Es decir, que varias personas comparten el mismo mate, llenándolo completamente para cada bebedor, donde uno de ellos oficia de "cebador". Este cebador es el encargado de llenar el mate y, a modo de ronda, pasarlo al siguiente bebedor. Ahora bien, el sólo hecho de decir "cebar" en lugar de "servir" un mate, está dando a entender que no es solamente echar agua caliente sobre la yerba del recipiente. La forma de preparar mate y de mojar la yerba entre cada cebada es fundamental para que el sabor sea bueno, y es lo que diferencia a un buen cebador de uno malo.
En Argentina, el mate tiene una presencia del 98% en los hogares. Además, es bien cotidiano, disfrutándose todos los días de la semana, y es transversal a todos los niveles económicos y sociales. Según estudios, el 75% de los argentinos lo toma dulce, usando preferentemente azúcar como endulzante, aunque también hay quienes endulzan el mate con miel, yerba dulce (Stevia rebaudiana) y edulcorantes no calóricos. El 25% restante de los argentinos lo toman amargo. En su mayoría, los que eligen beberlo amargo, o "cimarrón", viven en el Noreste Argentino y opinan que el mate debe ser tomado de esa forma, considerando al mate dulce como una especie de profanación. También están aquellos que adicionan otras hierbas, o "yuyos", a la infusión para darle un sabor diferente o con fines medicinales. Es muy común el agregado de hierbas con propiedades digestivas como la peperina, el poleo, la menta, el incayuyo y el té de burro, diuréticas como la cola de caballo y sedativas como la melisa.


Sin embargo, aunque el mate es la principal bebida en los países del Río de la Plata, existen otras bebidas a base de yerba mate. El "tereré" es una bebida de amplio consumo en el Paraguay y Noreste de Argentina, y consiste en beber una infusión de la misma forma que el mate pero con agua fría, y generalmente mezclando la yerba con hierbas refrescantes como la menta y el cedrón o con limón. Por otro lado, el "mate cocido" es una infusión de yerba mate realizada con agua hervida, colada y servida en taza, consumida principalmente en Argentina, Brasil y Uruguay, por lo general, remplazando al café en el desayuno y la merienda. Este último puede tomarse endulzado con azúcar u otro edulcorante y también con el agregado de leche.

30 de junio de 2012

PAELLA DE MARISCOS

Se denomina "paella" a una receta de cocina a base de arroz cocido, originaria de Valencia, España, concretamente de la marjal de la Albufera. El término proviene del catalán, que significa sartén y éste, a su vez, del latín patella, análogo al castellano padilla.
La paella se trata de un plato humilde; sin embargo, su popularidad ha hecho que, en la actualidad, se haya expandido con gran cantidad de variantes adaptada en los ingredientes a las diversas regiones de la cocina española. Esta popularidad ha hecho de que la paella haya ido sufriendo transformaciones desde la receta original de la paella valenciana, de carne de pollo, pato y conejo, y hayan aparecido variantes como la paella marinera, elaborada con una combinación de pescados y/o mariscos, y la paella mixta, que consiste en una mezcla de carne y mariscos.


A continuación, una receta para elaborar una paella marinera:

Ingredientes:
  • 400 g de arroz (grano medio).
  • 12 langostinos.
  • 16 mejillones.
  • 12 almejas.
  • 2 calamares.
  • 1 cebolla.
  • 1 pimiento rojo.
  • 1 pimiento verde.
  • 3 tomates.
  • 2 dientes de ajo.
  • ½ vaso de vino blanco.
  • 800 ml de caldo de pescado (o de pollo).
  • 4 cucharaditas de aceite de oliva.
  • Perejil.
  • Azafrán.
  • Sal y pimienta (a gusto).

Preparación:
  1. Echar las cucharadas de aceite de oliva en la paella y saltear los langostinos y las almejas, para que el aceite tome sabor, retirando luego los mariscos del fuego para reservarlos. Freír en ese aceite el calamar cortado en dados hasta que dore, retirándolo luego también del fuego.
  2. Picar la cebolla, los pimientos, el ajo y el perejil, y saltear todo en la paella. Una vez dorada la mezcla, echar el vino y dejar reducir.
  3. Cuando haya evaporado, echar el calamar, el tomate picado y el azafrán, y dejar cocinar 2 minutos removiendo bien.
  4. Añadir el arroz y el caldo, la sal y la pimienta, y dejar que arranque el hervor sin para de remover. Entonces se colocan los langostinos, las almejas y los mejillones, y se deja cocinar a fuego suave unos 15-20 minutos, hasta que el arroz absorba casi toda el agua.
  5. Dejar reposar fuera del fuego durante 5 minutos y servir.

Se aconseja acompañar con un buen vino blanco.

27 de abril de 2011

ESPAÑOL ARGENTINO

El idioma "español" es una lengua romance o latina que, tras la caída del Imperio Romano, se desarrolló en el centro de la Península Ibérica. Actualmente, es uno de los 6 idiomas oficiales de la ONU y, tras el chino mandarín, la lengua más hablada del mundo. Lo hablan más de 450 millones de seres humanos, de los cuales más de 300 millones residen en América.
Sin embargo, resulta significativa la diferencia existente entre el español que se habla en América Latina y en España, y también entre el que se habla en las diferentes regiones geográficas de América. A estas diferencias geográficas del español se las denominan dialectos, y difieren entre sí por multitud de razones. Entre las del tipo fonético destacan la ausencia o presencia de seseo y de yeísmo, la aspiración o no de la s-z ante una consonante y la adopción o no de nuevas consonantes; y entre las del tipo gramatical se encuentran la ausencia o presencia del voseo o del empleo del pronombre informal de 2º persona del plural (vosotros). En aspectos de vocabulario, se dan notables diferencias especialmente en determinados ámbitos semánticos, como la nomenclatura de animales, plantas, vestimentas y artículos de uso cotidiano.
Según Menéndez y Otero (2007), las variedades dialectales del español serían: castellana, andaluza y canaria en España, caribeña, mexicana, centroamericana, andina, chilena y argentina en América, saharaui y ecuatoguineana en África y filipina en Asia.

El idioma español que se habla en Argentina tiene características propias que lo diferencia del español hablado en el resto de Latinoamérica.
El fenómeno más característico del español argentino es el uso peculiar del "voseo" para la segunda persona del singular; o sea, en lugar del familiar "tu" se utiliza el "vos" con la desinencia verbal del siglo XV como por ejemplo: vos tenés, con lo cual varía la acentuación de estas palabras.
Otra característica del español argentino es la práctica de un "yeísmo" peculiar, donde existe una pronunciación indiferenciada de y-ll, más una vibración en el punto de articulación que le suma sonoridad. Sin embargo, existen lugares del interior del país, especialmente en la región guaranística, donde la pronunciación de la ll se diferencia de la y.
También se practica el "seseo", es decir, la pronunciación indiferenciada de s-c-z. Esto provoca numerosos casos de homonimia, y esto ha inducido por lo tanto a modificaciones en el vocabulario. Términos como cocer o caza son homófonos con coser y casa respectivamente, por lo que el primero se sustituye siempre por cocinar mientras que el segundo por cacería.
Hay que aclarar que el yeísmo ocurre en Cuba, en otras regiones de América e, incluso, en España; y que el seseo se presenta en todos los dialectos de español que se hablan fuera de España.
La s, por su parte, puede llegar a pronunciarse como una aspiración en su segmentación o al final de la sílaba; así, la palabra Las Heras se pronunciaría La'herah. Este rasgo, que es común en muchos otros dialectos del idioma español, es más marcada en pequeñas localidades y áreas rurales, y menos marcada en grandes urbes como Buenos Aires. La desaparición total de la s en su segmentación y frente a una consonante o al final de la sílaba es más rara, y está limitada al habla más popular. También está presente, principalmente en las regiones de Cuyo y del Noroeste, la pronunciación asibilada de la r, que en la emisión se percibe como una suerte de silbido.
Otra característica del español argentino es la preferencia por el uso del futuro perifrástico (voy a ir) sobre el futuro imperfecto (iré), la elección de un pasado simple (dije, decía) frente a pasados compuestos (hube dicho, he dicho) y los imperativos voseantes (vení por ven, comunícalo por comunicalo) . Sin embargo, el segundo ejemplo puede alternarse, como en la provincia de Córdoba, o no estar presente, como en el Noroeste.
A todo esto debemos sumarle las distintas entonaciones de cada región del país, es decir los famosos "cantitos", originadas en la mezcla del sustrato indígena e inmigrante con la pronunciación local. Un patrón de entonación fuertemente rítmico se presenta particularmente marcado en Buenos Aires, gracias a la frecuente elisión de vocales en los diptongos.

El léxico del español argentino fue enriquecido por préstamos de lenguas aborígenes y de otras lenguas, en especial europeas, entre ellas el italiano, el francés y el inglés.
Cuando los españoles llegaron al actual territorio de Argentina se encontraron con una variedad de poblaciones indígenas, algunas muy poco desarrolladas que desaparecieron sin dejar huellas y otras que, además de perdurar hasta el día de la fecha, aportaron una gran cantidad de palabras.
El quechua, idioma muy extendidamente hablado en el Noroeste en tiempos prehispánicos, aportó palabras como alpaca, cancha, carancho, carpa, charqui, chaucha, choclo, chinchulín, cóndor, gaucho y guacho, guano, llama, mate, ojota, palta, papa, poroto, puma, quena, quincho, quirquincho, tambo, vicuña y yuyo. Del guaraní, idioma hablado en el Noreste, se incorporaron las palabras aguaribay, agutí, ananá, capibara, cuatí, chajá, jacarandá, jaguar, mandioca, maraca, ñandú, ombú, piraña, petunia, pirincho, surubí, tapera, tapioca, tapir, tatú, tucán, yacaré y yarará. En menor medida, el mapuche, idioma originario de la región central de Chile pero extendido por la Pampa en tiempo históricos, aportó palabras como chingolo, chiripá, bagual, huemul, laucha y malón.
Además de este gran aporte de términos indígenas asimilados a la lengua española, el léxico del gaucho pampeano derivó, en muchos casos, de vocablos españoles que fueron modificados en el campo. Ejemplo de esto son las siguientes palabras: "agora", por ahora; "ansina", por decir así; "cencia", por ciencia; "güeya", por huella; "lao", por lado; "mesmo", por mismo. Sin embargo, este lenguaje del hombre campestre hizo de los textos gauchescos una peculiar poesía, cuya mejor expresión se encuentra en el Martín Fierro, de José Hernández.

En la zona del Río de la Plata, y más concretamente en Buenos Aires, en cambio, se fue formando, con elementos muy diversos debido a una fuerte inmigración europea, un habla que hoy se denomina "porteña" y que se caracteriza por la mezcla del español con palabras hispano-italianas de las clases bajas. Vocablos provenientes del español, pero que se han perdido en España, son las palabras lindo, pollera, intendente y términos del lenguaje marinero como balde, atracar y virar; y del italiano se han incorporado, entre otros, palabras como afanar, bagayo, batifondo, berreta, biaba, birra, chau, facha, falluto, fiaca, gamba, laburo, linyera, lungo, mina, morfi, mufa, pibe, tuco y yeta. A estos elementos, además, se le fueron sumando una gran cantidad de palabras y frases con uso regional que se conocen como argentinismos. Esta mezcla fue la lengua del tango y del arrabal.
Por otro lado, el español argentino suele ser la variante del mundo hispano con una mayor preferencia por los galicismos y anglicismos. Del francés se incorporaron palabras como amateur, beige, carné, chalet, cofre, debut, hotel, joya, peluche, tour y vedette; en cambio, del inglés se incorporaron palabras como barman, club, film, fútbol, hobby, sándwich y show.

Como en todos los idiomas, el español argentino también se fue enriqueciendo de neologismos, que nombran principalmente innovaciones técnicas y avances científicos. Las primeras palabras modernas que irrumpieron fueron aquellas que tienen raíces clásicas como átomo, psicoanálisis y televisión; en cambio, las segundas fueron aquellas que fueron apenas castellanizadas o que están compuestas por siglas, como cassette, CD, filmar, internet y PC.

18 de febrero de 2011

PUCARA DE TILCARA

Al sur de la ciudad de Tilcara, sobre un morro que se encuentra a 60 m de altura sobre el río Grande, y a unos 2.450 m de altura sobre el nivel del mar, se encuentra el "Pucara de Tilcara". Este lugar es de gran importancia histórica ya que da cuenta de cómo vivían los pueblos prehispánicos hasta la llegada de los españoles a América.
Pucara en lengua quechua significa fortaleza. Aunque este sitio arqueológico no presente construcciones de tipo defensivas, la denominación tradicional posiblemente se deba a su ubicación estratégica en el centro de la Quebrada de Humahuaca. Esta ubicación le permitió controlar una gran área de producción y asentamiento poblacional.

El lugar fue ocupado desde el siglo IX hasta aproximadamente el siglo XV por los tilcaras, una etnia perteneciente a los omaguacas. Estos eran pastores y agricultores. Cultivaban maíz, papa, porotos, zapallos, etc., con herramientas simples (azadas, palas y cuchillones de piedra o madera), sin arado y con el empleo exclusivo de la fuerza humana; y practicaban la ganadería de llamas, las cuales utilizaban como animales de carga y para la provisión de lana y carne. Los objetos de uso diario eran en su mayoría de cerámica, con la que fabricaban ollas, cántaros, escudillas y vasijas grandes para almacenar alimentos, y se vestían con telas hechas de lana de vicuña y llama, la que hilaban en husos de mano, teñían con tinturas naturales y tejían en telar de cintura. Con la conquista inca se realizaron algunas modificaciones y se construyeron edificios de carácter administrativo y ritual. Las últimas investigaciones afirman, de forma estimativa, que el Pucara pudo albergar a más de 1.500 habitantes en su momento de máxima ocupación.

Su localización geográfica le permitió ser uno de los principales puntos de interacción entre la puna y el valle, siendo un importante centro de producción, distribución e intercambio de bienes de la región. Desde la puna se traía sal, obsidiana (vidrio volcánico), basalto, malaquita, turquesas y otras rocas para confeccionar distintas herramientas y puntas de proyectil; y desde los valles llegaban maderas, plumas, nueces, tinturas y alucinógenos como el cebil.

El Pucara cuenta con aproximadamente 8 hectáreas de superficie. Las viviendas eran de piedras, con techos de torta de barro y paja asentados sobre tirantes de cardón. Ocupaban la mayoría de la superficie del Pucara, estaban agrupadas en barrios y comunicadas entre sí por caminos también de piedras. Además de las viviendas, las cuales fueron reconstruidas en la década del 50, se han podido ubicar los corrales destinados a las llamas, un sector de culto y la necrópolis. En la falda sur se encuentra uno de los basureros, donde arrojaban todo tipo de deshechos, por lo que resulta sumamente rico en información arqueológica.

El sector de culto, que fue denominado "La Iglesia", se encuentra ubicado próximo al punto central de las ruinas. Es probable que en este edificio público, construido durante la ocupación inca, se celebraran ceremonias y rituales oficiados por determinadas personas de la comunidad que habrían tenido contacto con los dioses, ancestros o "malkus" (espíritus de los cerros) a través de la inhalación de sustancias alucinógenas. Dentro de sus creencias, los antiguos habitantes del Pucara practicaban el culto a los ancestros y deidades naturales como "Inti" (sol), "Killa" (luna), "Para" (lluvia), "Wayra" (viento), etc.

En el punto más alto de la ruina se encuentra la pirámide trunca ("Monumento"). Esta fue construida en el sector que sus antiguos pobladores habían despejado a modo de plaza, para homenajear a los investigadores Dr. Juan Bautista Ambrosetti, Dr. Salvador Debenedetti y Dr. Eduardo Casanova, quieners realizaron importantes trabajos arqueológicos no sólo en el Pucara sino también en otros sitios de la quebrada.

El Pucara estuvo habitado hasta la ocupación hispánica, que puede considerarse consolidada en 1594, con el apresamiento del curaca (Cacique) de Tilcara, Viltipoco. Después de la conquista, estos pueblos fueron sometidos al régimen de encomienda, siendo obligados a residir en un lugar determinado y a trabajar por temporadas para el encomendero. Esto llevó a una drástica disminución de la población y, desde luego, al abandono del Pucara.

12 de febrero de 2011

MISCELANEA

A medida que uno va leyendo materiales relacionados con diferentes temas, ya sean biológicos, históricos, antropológicos, geográficos, etc., se va dando cuenta que todo lo que nos rodea es de lo más interesante y que inclusive el más insignificante lugar, ser vivo y suceso del universo tiene algo maravilloso que contar.
A través de este blog intentaré plasmar todo aquello, o a lo sumo algo, que uno va descubriendo día a día con la lectura, los viajes y las charlas con diferentes personas. Ahora bien ¿cómo denominar a un blog compuesto por todo tipo de datos, interesantes y no tanto, e imágenes? Eureka... ¡miscelánea!

El término "miscelánea", que proviene del latín miscellaneus, significa mezcla, unión de cosas diferentes. Sin embargo, también se conoce con este nombre al género literario de tipo didáctico que consiste en una colección de materiales heterogéneos que sólo tienen en común entre sí el suscitar el interés del compilador y del público que presuntamente va a leer la obra, mezclando la opinión, la instrucción y la diversión.
Este tipo de literatura se dio principalmente en el Renacimiento y el Barroco en España, durante los siglos XVI y XVII, convirtiéndose en un género sumamente popular. Su estructura varía desde el diálogo a la colección de cartas o epístolas, la división por apartados temáticos o la reunión de una serie de personajes que van divagando sobre temas propuestos por uno de ellos. En sus textos podían encontrarse todo tipo de prosas, versos e incluso piezas dramáticas de la más variada procedencia, tanto culta como popular, convirtiéndose en una gran fuente de inspiración en escritoris y dramaturgos para sus obras.
Fueron especialmente leídas las Epístolas familiares de Fray Antonio de Guevara y la Silva de varia lección de Pedro Mexía, la Miscelánea de Luis Zapata, la Silva curiosa de Julián de Medrano y el Jardín de flores curiosas de Antonio de Torquemada, en el siglo XVI, y Los cigarrales de Toledo de Tirso de Molina, las Cartas filosóficas de Francisco Cascales y los Errores celebrados de Juan Zabaleta, entre otros, en el siglo XVII.

El objetivo del blog: educar y entretener. Espero no defraudar al posible lector.