El idioma "español" es una lengua romance o latina que, tras la caída del Imperio Romano, se desarrolló en el centro de la Península Ibérica. Actualmente, es uno de los 6 idiomas oficiales de la ONU y, tras el chino mandarín, la lengua más hablada del mundo. Lo hablan más de 450 millones de seres humanos, de los cuales más de 300 millones residen en América.
Sin embargo, resulta significativa la diferencia existente entre el español que se habla en América Latina y en España, y también entre el que se habla en las diferentes regiones geográficas de América. A estas diferencias geográficas del español se las denominan dialectos, y difieren entre sí por multitud de razones. Entre las del tipo fonético destacan la ausencia o presencia de seseo y de yeísmo, la aspiración o no de la s-z ante una consonante y la adopción o no de nuevas consonantes; y entre las del tipo gramatical se encuentran la ausencia o presencia del voseo o del empleo del pronombre informal de 2º persona del plural (vosotros). En aspectos de vocabulario, se dan notables diferencias especialmente en determinados ámbitos semánticos, como la nomenclatura de animales, plantas, vestimentas y artículos de uso cotidiano.
Según Menéndez y Otero (2007), las variedades dialectales del español serían: castellana, andaluza y canaria en España, caribeña, mexicana, centroamericana, andina, chilena y argentina en América, saharaui y ecuatoguineana en África y filipina en Asia.
El idioma español que se habla en Argentina tiene características propias que lo diferencia del español hablado en el resto de Latinoamérica.
El fenómeno más característico del español argentino es el uso peculiar del "voseo" para la segunda persona del singular; o sea, en lugar del familiar "tu" se utiliza el "vos" con la desinencia verbal del siglo XV como por ejemplo: vos tenés, con lo cual varía la acentuación de estas palabras.
Otra característica del español argentino es la práctica de un "yeísmo" peculiar, donde existe una pronunciación indiferenciada de y-ll, más una vibración en el punto de articulación que le suma sonoridad. Sin embargo, existen lugares del interior del país, especialmente en la región guaranística, donde la pronunciación de la ll se diferencia de la y.
También se practica el "seseo", es decir, la pronunciación indiferenciada de s-c-z. Esto provoca numerosos casos de homonimia, y esto ha inducido por lo tanto a modificaciones en el vocabulario. Términos como cocer o caza son homófonos con coser y casa respectivamente, por lo que el primero se sustituye siempre por cocinar mientras que el segundo por cacería.
Hay que aclarar que el yeísmo ocurre en Cuba, en otras regiones de América e, incluso, en España; y que el seseo se presenta en todos los dialectos de español que se hablan fuera de España.
La s, por su parte, puede llegar a pronunciarse como una aspiración en su segmentación o al final de la sílaba; así, la palabra Las Heras se pronunciaría La'herah. Este rasgo, que es común en muchos otros dialectos del idioma español, es más marcada en pequeñas localidades y áreas rurales, y menos marcada en grandes urbes como Buenos Aires. La desaparición total de la s en su segmentación y frente a una consonante o al final de la sílaba es más rara, y está limitada al habla más popular. También está presente, principalmente en las regiones de Cuyo y del Noroeste, la pronunciación asibilada de la r, que en la emisión se percibe como una suerte de silbido.
Otra característica del español argentino es la preferencia por el uso del futuro perifrástico (voy a ir) sobre el futuro imperfecto (iré), la elección de un pasado simple (dije, decía) frente a pasados compuestos (hube dicho, he dicho) y los imperativos voseantes (vení por ven, comunícalo por comunicalo) . Sin embargo, el segundo ejemplo puede alternarse, como en la provincia de Córdoba, o no estar presente, como en el Noroeste.
A todo esto debemos sumarle las distintas entonaciones de cada región del país, es decir los famosos "cantitos", originadas en la mezcla del sustrato indígena e inmigrante con la pronunciación local. Un patrón de entonación fuertemente rítmico se presenta particularmente marcado en Buenos Aires, gracias a la frecuente elisión de vocales en los diptongos.

El léxico del español argentino fue enriquecido por préstamos de lenguas aborígenes y de otras lenguas, en especial europeas, entre ellas el italiano, el francés y el inglés.
Cuando los españoles llegaron al actual territorio de Argentina se encontraron con una variedad de poblaciones indígenas, algunas muy poco desarrolladas que desaparecieron sin dejar huellas y otras que, además de perdurar hasta el día de la fecha, aportaron una gran cantidad de palabras.
El quechua, idioma muy extendidamente hablado en el Noroeste en tiempos prehispánicos, aportó palabras como alpaca, cancha, carancho, carpa, charqui, chaucha, choclo, chinchulín, cóndor, gaucho y guacho, guano, llama, mate, ojota, palta, papa, poroto, puma, quena, quincho, quirquincho, tambo, vicuña y yuyo. Del guaraní, idioma hablado en el Noreste, se incorporaron las palabras aguaribay, agutí, ananá, capibara, cuatí, chajá, jacarandá, jaguar, mandioca, maraca, ñandú, ombú, piraña, petunia, pirincho, surubí, tapera, tapioca, tapir, tatú, tucán, yacaré y yarará. En menor medida, el mapuche, idioma originario de la región central de Chile pero extendido por la Pampa en tiempo históricos, aportó palabras como chingolo, chiripá, bagual, huemul, laucha y malón.
Además de este gran aporte de términos indígenas asimilados a la lengua española, el léxico del gaucho pampeano derivó, en muchos casos, de vocablos españoles que fueron modificados en el campo. Ejemplo de esto son las siguientes palabras: "agora", por ahora; "ansina", por decir así; "cencia", por ciencia; "güeya", por huella; "lao", por lado; "mesmo", por mismo. Sin embargo, este lenguaje del hombre campestre hizo de los textos gauchescos una peculiar poesía, cuya mejor expresión se encuentra en el Martín Fierro, de José Hernández.

En la zona del Río de la Plata, y más concretamente en Buenos Aires, en cambio, se fue formando, con elementos muy diversos debido a una fuerte inmigración europea, un habla que hoy se denomina "porteña" y que se caracteriza por la mezcla del español con palabras hispano-italianas de las clases bajas. Vocablos provenientes del español, pero que se han perdido en España, son las palabras lindo, pollera, intendente y términos del lenguaje marinero como balde, atracar y virar; y del italiano se han incorporado, entre otros, palabras como afanar, bagayo, batifondo, berreta, biaba, birra, chau, facha, falluto, fiaca, gamba, laburo, linyera, lungo, mina, morfi, mufa, pibe, tuco y yeta. A estos elementos, además, se le fueron sumando una gran cantidad de palabras y frases con uso regional que se conocen como argentinismos. Esta mezcla fue la lengua del tango y del arrabal.
Por otro lado, el español argentino suele ser la variante del mundo hispano con una mayor preferencia por los galicismos y anglicismos. Del francés se incorporaron palabras como amateur, beige, carné, chalet, cofre, debut, hotel, joya, peluche, tour y vedette; en cambio, del inglés se incorporaron palabras como barman, club, film, fútbol, hobby, sándwich y show.
Como en todos los idiomas, el español argentino también se fue enriqueciendo de neologismos, que nombran principalmente innovaciones técnicas y avances científicos. Las primeras palabras modernas que irrumpieron fueron aquellas que tienen raíces clásicas como átomo, psicoanálisis y televisión; en cambio, las segundas fueron aquellas que fueron apenas castellanizadas o que están compuestas por siglas, como cassette, CD, filmar, internet y PC.